34 años de racismo inmobiliario en eeuu: cuando los negros no podían pedir una hipoteca
entre 1934 y 1968, en los bancos de eeuu no hacían falta los carteles de ‘negros no’ o ‘sólo para blancos’. era ‘vox pópuli’ que cada vez que un afroamericano entraba para pedir una hipoteca para comprar una casa, la respuesta sería siempre la misma: “no podemos darle el préstamo que pide”. daba igual la profesión del solicitante, los ceros de su cuenta bancaria o si tenía una nómina abultada… lo único importante era el color de la piel
durante 34 largos años nadie que no fuese de raza blanca pudo acceder al mercado hipotecario legal de eeuu. esta política deliberadamente racista fue promovida nada más y nada menos que por el mismísimo gobierno estadounidense en un intento por mejorar las condiciones de vida de sus votantes blancos
en el epílogo de la ‘gran depresión’ la desconfianza de los bancos, las desproporcionadas entradas necesarias y los altísimos tipos de interés hacían prácticamente imposible el acceso a una hipoteca. así, en 1934, el congreso de estados unidos decidió promulgar la ley que fundaba la administración federal de vivienda (fha, según sus siglas en inglés)
esta agencia gubernamental nació con la misión de hacer más asequibles los préstamos hipotecarios a los ciudadanos y facilitar la financiación privada para la construcción de nuevas viviendas. causa noble, al menos sobre el papel. sin embargo, en el fondo esta nueva herramienta estaba sólo pensada para los blancos
la fha, que funcionaba asegurando a los bancos ante posibles impagos en los créditos a particulares y promotores, creo unos mapas en los que dividía los barrios según colores de azul –donde la financiación estaba asegurada al 100%– a rojo, área para la que no existían garantías de ningún tipo
casualmente todos los barrios azules y verdes, los que contaban con una mejor calificación de riesgo, eran zonas habitadas exclusivamente por ‘caucasians’, como denominan en eeuu a las personas de raza blanca. estos vecindarios se caracterizaban, según los propios documentos de la fha, por no tener residentes “negros o extranjeros”
el resto, zonas amarillas y rojas, en las que los bancos jamás financiarían una vivienda, estaban ocupadas por inmigrantes y gente de escasos recursos, pero sobre todo por familias de raza negra. para la agencia estatal y la mayoría blancalos afroamericanos eran “una plaga” que acababa con la tranquilidad de sus barrios y devaluaba sus casas

un principio moral
con el paso de los años, la segregación urbanística en eeuu se convirtió en una cuestión moral en el sector. el código ético de la asociación nacional de agentes inmobiliarios, publicado en 1950, afirmaba que “nunca se debe facilitar el acceso a un determinado vecindario a una persona que por su raza o nacionalidad suponga un detrimento para el valor de las propiedades”
entre esos individuos peligrosos e indeseables a los que se refería el texto estaban “las prostitutas, los contrabandistas, los gansters […] y los hombres de color que por dar una educación universitaria a sus hijos se creen que tienen derecho a vivir entre blancos”
según charles abrams, el abogado estadounidense de origen lituano que creó la agencia municipal de vivienda de nueva york –revolucionaria y pionera en su época– comparó en 1955 la política de la fha con las ‘leyes de núremberg’, de carácter racista y antisemita, promulgadas por el partido nazi en 1935 y que sirvieron de prólogo del holocausto
víctimas de usureros
mientras los blancos cumplían con ‘el sueño americano’ apoyados en un acceso al crédito respaldado por el gobierno estadounidense, la comunidad negra fue empujada a los brazos de prestamistas sin escrúpulos. de hecho, de los 120.000 millones de dólares que la fha invirtió en el sector inmobiliario estadounidense entre 1934 y 1962, sólo el 2% de ese dinero acabó en proyectos dedicados a minorías, según asegura el libro ‘the possesive investment in whiteness’ del catedrático de estudios afroamericanos de la universidad de california george lipsitz
el autor afirma que la discriminación racial en el acceso a las hipotecas obligó a que las familias de raza negra tuviesen que desembolsar 10.500 millones de dólares más que las de raza blanca para hacer frente a sus préstamos
además, la falta de inversiones públicas provocó el deterioro y la pérdida de valor de sus casas y sus barrios, dando origen a los famosos ‘guetos afroamericanos’ que proliferaron en las principales ciudades del país durante los años 50 y 60
tras 250 años de esclavitud, 90 de leyes discriminatorias y 60 de ‘separados pero iguales’, a la comunidad negra estadounidense también le toco vivir tres décadas de racismo inmobiliario en los que un afroamericano no podía pedir una hipoteca